Como líder enfrentas a diario desafíos sin precedentes. La presión por tomar decisiones acertadas, liderar equipos de alto rendimiento y mantenerte a la vanguardia en un mundo en constante cambio puede resultar abrumadora.
¿Qué sucede cuando esas presiones desencadenan sensaciones de inseguridad o lo que comúnmente llamamos el "síndrome del impostor"?

¿Alguna vez te has sentido como un impostor?
A menudo, incluso los ejecutivos más exitosos han experimentado ese incómodo sentimiento de no ser lo suficientemente buenos o de no merecer sus logros. Esta sensación puede ser particularmente aguda en líderes quienes se ven constantemente exigidos a demostrar su valía. Es común que aquellos con un alto desempeño sean, curiosamente, los más propensos a dudar de sus capacidades.
Aunque a primera vista, sentirse como un impostor pueda parecer una barrera, este fenómeno puede ser un impulso poderoso para mejorar. Sentir dudas sobre nuestras competencias nos saca de la zona de confort, nos pone en una "mentalidad de principiante" y nos lleva a cuestionar nuestras suposiciones y abrirnos a nuevas formas de pensar. De hecho, puede convertirnos en mejores aprendices.
Arrogancia es la ignorancia sumada a la convicción
Un concepto clave que surge en el liderazgo es la delgada línea entre la confianza y la arrogancia. Cuando creemos que sabemos algo sin espacio para la duda, no hay incentivo para buscar fallas o áreas de mejora en nuestras habilidades o conocimientos. Aquellos con niveles más bajos de inteligencia emocional no solo tienden a sobrestimar sus habilidades, sino que también son los menos propensos a aceptar la retroalimentación y a invertir en su propio desarrollo.
Aquí es donde la humildad cobra relevancia. A menudo malinterpretada como debilidad, la humildad en realidad consiste en estar bien plantado, reconocer nuestras limitaciones y errores. Sentirse como un impostor no es necesariamente algo negativo. Puede ser una señal de que estás fuera de tu zona de confort, lo cual es un indicio claro de que estás en un proceso de evolución.
En un estudio reciente, se descubrió que las personas menos propensas a buscar coaching o mejorar sus habilidades eran aquellas que más sobreestimaban sus capacidades. Buscar el apoyo de un coach ejecutivo puede ayudar precisamente a cultivar esa mentalidad de aprendiz constante, permitiéndote identificar tus puntos ciegos y encontrar nuevas perspectivas.
Tener un coach ejecutivo es esencial para ti y tu organización. Te ayuda a liderar en un entorno empresarial cambiante, a desarrollar una mayor autoconciencia, mejorar tu desempeño y mantener una mentalidad abierta.
Recuerda, tus dudas pueden ser la señal de que es momento de mejorar tus herramientas.

Alejandra Obregón
Own Your Life Coaching
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